El Atlético de Madrid se ha desatado en Sevilla. Le ha marcado cinco goles, algo del todo imprevisto. Porque el Atleti no es muy de golear, ni el Sevilla de encajar semejante castigo. Hoy ambos hicieron una excepción.
Comenzó el encuentro muy vivo, con dos ocasiones, una en cada área, y aunque lo comenzó dominando el Sevilla, conforme pasaron los minutos el partido se enfangó y se le puso como le gusta al Atlético.
Todo cambió cuando en el minuto 16 Jesús Navas caía lesionado, y a Montella le tocaba hacer un cambio imprevisto. Entró en su lugar Miguel Layún y el Sevilla perdió profundidad por esa banda derecha.
Diego Costa empezó entonces a buscarle las cosquillas al mexicano, y el Atleti empezó a jugar por esa banda de continuo. En un minuto de puro Diego Costa, el de Lagarto revolucionó el partido.
Primero vio una amarilla por una fea entrada por detrás a Lenglet, para desquitarse a continuación robándole a Banega el balón en la frontal del área una vez puesto en movimiento tras la falta. El primer error grosero del Sevilla.
Se durmió en los laureles el argentino, tras recibir el pase de su portero. Costa le robó el balón y la cruzó ante la salida de Sergio Rico. El gol fue un mazazo para el Sevilla del que no se recuperaría.
El Atlético tomó la iniciativa. Sintió que su rival estaba 'tocado', y siguió percutiendo por la banda de Layún, hasta que el gol llegó de nuevo.
Peleaban los discípulos de Simeone cada balón como si fuera el último, y gracias a esa entrega llegó el segundo. El esférico le terminó cayendo a Antoine Griezmann en la frontal, quien, ante la presión de tres rivales, dio dos pasos y le pegó un derechazo imparable al balón, directo a la escuadra contraria.
Este tanto, en el minuto 42, remató al Sevilla. No ayudó el descanso, y en sólo cinco minutos tras la reanudación encajó el tercero. Otro robo de Costa, pared con Koke y derribo claro de Sergio Rico al delantero hispanobrasileño.
Lo pateó Antoine Griemann con elegancia, sin aspavientos ni teatralizaciones. Dos pasos de carrera y disparo colocado y raso al palo contrario al que se tiró el portero.
El Sevilla entonces desconectó. Se apagó. Dejó de pelear. El que nunca se rinde bajó los brazos. Montella agotó sus cambios, pero nada mejoró. Y los goles siguieron llegando.
En el 65', otro clamoroso error en la circulación de balón en campo propio le costó otro tanto al Sevilla. En esta ocasión fue Mercado quien dio un pase horrible, corto, flojo, para Sergio Rico. Nunca llegó a su destinatario, porque por ahí pasaba Griezmann.
La robó el galo, y se la dejó de tacón a Koke para que el canterano anotase el cuarto. El Atlético se divertía a costa del Sevilla.
En el 70' entró Vitolo, y recibió los abucheos esperados. Cada balón que el canario tocaba era acompañado con una sinfonía de viento por parte de la grada. Y cuando en el 77' estuvo a punto de marcar el gol, Nervión estuvo a punto de incendiarse.
Pero Vitolo se quedó sin marcar. A cambio, Griezmann hizo el quinto, el tercero en su cuenta, un par de minutos más tarde. Una jugada que evidencio la pasividad defensiva de un Sevilla rendido, que se dejaba llevar, que deseaba que el partido se acabase.
Se metió hasta la cocina Saúl, asistió para Griezmann y éste, de primeras y desde el punto de penalti, batió una vez más a Sergio Rico.
Con semejante renta, por fin el Atlético se relajó, y lo aprovechó el Sevilla para maquillar un poco el resultado. En los últimos cinco minutos Sarabia marcó el primero para los suyos, y Nolito, casi en el añadido, hizo el segundo.
Se reclamó incluso un penalti de Oblak a Sarabia, pero Martinez Munuera no estaba por la labor de complicarse el partido en los compases finales. Consideró que el sevillista no llegaría al balón tras superar a Oblak.
El Atlético vuelve a colocarse a siete puntos del líder, mientras que el Sevilla cede la quinta plaza al Villarreal. Queda claro qué equipo fue más exigido por los compromisos europeos de mediados de semana.