El pase a una final suele decidirse por detalles, no por errores tan groseros. Pero Irán lo cometió, de bulto, y lo pagó bastante caro. La jugada, dantesta y absurda cuanto menos, ocurrió a los 56 minutos, cuando Minamino comandaba una peligrosa contra.
Le salió un defensa al corte y, cuando el nipón vio que iba a perder la bola, se dejó caer en la frontal del área para forzar una falta peligrosa. Sin embargo, el árbitro no picó y no decretó nada.
Aun así, los cinco jugadores de Irán corrieron hacia el colegiado para recriminarle la acción. Como la bola seguía en juego, Minamino se levantó, controló el esférico antes de que saliera por la línea de fondo y buscó el centro.
Los jugadores de Queiroz habían reaccionado ya, aunque tarde como para recolocarse en orden. Por ello, el centro de Minamino llegó hasta la cabeza de Osako en la frontal del área pequeña, donde cabeceó a placer para lograr el increíble 0-1.
28 de enero de 2019
El peaje fue mayúsculo y una losa insalvable. Y es que, poco después, el propio jugador del Werder Bremen conseguiría el 0-2 para encauzar el título asiático.
Tras un penalti que tuvo que confirmar el VAR, Osako enganó a Beiravand para firmar su doblete tan solo siete minutos después del primer tanto.
28 de enero de 2019