Osasuna doma la fiereza pos-Copa de los 'leones'

Segundas competiciones sirven para conectar e ilusionar a plantilla y afición, pero pasa factura a largo plazo. Al Athletic le está viniendo larga la temporada liguera, o eso parece, después de disputar un primer enfrentamiento bastante duro ante el Granada por un billete para la final de la Copa del Rey.

El de este domingo era un partido clave para medir la crisis de ambos, y se puede decir que la del Athletic se ha empeorado y tiene mala pinta. Los de Garitano encadenan nueve encuentros de Liga sin ganar, no lo hacen desde el 12 de enero, precisamente en San Mamés y precisamente ante el Granada (2-0).

Una crisis de identidad que confronta con la buena dinámica en Copa. Pero hay un diagnóstico claro y grave en las dos competiciones: el Athletic tiene poco gol. Le cuesta generar y el planteamiento defensivo de Osasuna, por momentos, le llegó a ahogar y dejar sin ideas.

Oda a un fútbol diferente la que hizo Osasuna en su visita a San Mamés. Un juego al que nos tiene acostumbrados. El que quiera saber en qué consiste este equipo, debe ver este duelo para tenerlo claro: una defensa impenetrable y un ataque la mar de listo y eficiente.

Tras recibir siete goles entre las derrotas ante Madrid y Villarreal, Arrasate reforzó su medular con un doble pivote formado por Oier y Darko Brasanac. En la derecha, un doble lateral: Roncaglia-Nacho Vidal. Y, para el ataque, Enric Gallego se estrenó como titular junto a un Adrián poco participativo.

La realidad es que, durante muchos minutos, Osasuna llevó el choque por sus mejores cauces. No dejó que este se volviera de loco, pese a los intentos de Iñaki Williams y Villalibre por romperlo. Garitano se equivocó de inicio al dar entrada a cinco defensas en un duelo en el que debía ser claro dominador de inicio a fin.

Además, el técnico del Athletic no acertó dándole la llave de la sala de máquinas al joven Unai Vencedor, en su primera convocatoria y aparición con el primer equipo de los 'leones'. Osasuna se adueñó de los tiempos del partido y de la medular, desde donde fue manipulando a los locales en todo momento.

Casi cumplida la primera media hora, Oier aprovechó un rechace en el área del Athletic para hacer el tanto, a la postre, de la victoria. Un jarro de agua fría para los de Garitano tras el cual no se levantarían. Y a balón parado, es decir, marca de la casa de Osasuna.

Tras el paso por vestuarios, primero Raúl García y luego Vencedor estuvieron a punto de sorprender a Herrera, pero en el caso del canterano, solo la madera pudo repeler el potente lanzamiento a balón parado. De ahí hasta el final, Osasuna consiguió que ocurrieran pocas cosas.

Eso sí, el coraje del Athletic no faltó para, al menos, rozar las tablas. Herrera salvó un mano a mano con Capa y, en el 93', el recién entrado Aduriz encontró el poste nuevamente en un testarazo picado sensacional. No hubo manera de doblegar a un amurallado Osasuna que tiene media permanencia en su mano.