Se vivió cierta locura en el Signal Iduna Park, donde el Borussia Dortmund acabó pinchando contra el colista. El Mainz 05 tiró de coraje y se aprovechó del desacierto de su rival, que pierde algo de fuelle cuando parecía recuperarse.
La llegada de Edin Terzic había servido para mejorar la cara de los amarillos, que tras batir a un rival directo como el RB Leipzig parecían afrontar un supuesto trámite. Y ni mucho menos, porque el Mainz 05 sorprendió y no se dejó amedrentar por los 'borussers'.
El rostro serio de Erling Haaland hablaba por sí mismo. El Borussia se mantiene cuarto pese a la crisis del Bayer Leverkusen y según lo que haga el Bayern, podría terminar a siete puntos del liderato. Su ambición debe ser esa, por mucho que los bávaros se acaben imponiendo siempre.
Ciertamente, la rabia de Haaland venía desde muy pronto. Al noruego le anularon un gol a los dos minutos de partido por un fuera de juego milimétrico. Se veía como héroe y se acabó marchando de cero. Para más inri, fue el Mainz 05 quien se adelantó en el partido.
A los 57 minutos, Levin Öztunali sorprendió a todos. Arrancó desde el medio campo, recortó con el tacón en la frontal y se sacó un zurdazo a la escuadra. Bürki se lanzó y llegó a tocar el balón, pero su estirada fue inútil. La potencia del disparo lo hacía un gol prácticamente inevitable.
La igualada tuvo que llegar con la aparición de Moukoko. En el 73', el joven de 16 años ganó línea de fondo, puso un centro que despejó la defensa y el balón rechazado lo cazó Meunier. El belga ponía las tablas y el Borussia se veía incluso remontando.
Marco Reus tuvo el 2-1 en sus botas. Un penalti poco después de la igualada era la ocasión, pero el capitán del Borussia se pasó intentando ajustar el disparo y lo mandó desviado. Al final, empate y lamentos en el Borussia, alegría en un Mainz 05 que sigue teniendo alma.