Arrancaron los de Calleja queriendo llevar la iniciativa, pero los de Abelardo mordían en cada balón, asumiendo su rol en el partido, amenazando al contragolpe la portería de Asenjo.
No habían transcurrido los primeros tres minutos, cuando Guidetti enseñó los dientes, aprovechando un despiste defensivo local, que se encargó de solventar el guardameta.
El susto del Alavés despertó a un Villarreal, que replicó con Bacca. El colombiano lamentó la ocasión desperdiciada, después de no materializar una oportunidad libre de marca.
Poco a poco, los de Calleja fueron meciendo a su rival, pero la posesión carecía de profundidad para crear peligro a los de Abelardo, concienciados de su plan.
Al filo del descanso, Rodrigo Ely peinó un balón de Pedraza y sorprendió a Sergio Asenjo, poniendo patas arriba el Estadio de La Cerámica, que lamentaba las ocasiones desaprovechadas por los suyos.
Tras la reanudación, el Villarreal trató de abalanzarse sobre su rival, pero el Alavés estaba muy bien plantado sobre el césped, sin conceder ninguna fisura al ataque amarillo.
Un carrusel de ocasiones, cambios y tarjetas amarillas por protestar que evidenciaban la frustración local, acabó con Ibai firmando el 0-2, tres minutos después de saltar al campo.
La fortuna que había abandonado al Villarreal durante todo el encuentro apareció a falta de un cuarto de hora para el final, cuando Bacca recortó la diferencia en el marcador tras un cúmulo de despropósitos.
El colombiano invitó al optimismo amarillo y La Cerámica espoleó a los suyos hacia un empate que nunca llegó. Pacheco se erigió como héroe y abanderó la resistencia del Alavés, protegiendo el valioso botín vitoriano.