Ganar la Premier League es algo muy, muy complicado. Y más si tu rival es un coloso como el vigente campeón, el Manchester City de Pep Guardiola. Pero los 'reds' quieren su primera Premier moderna, y lo han demostrado en el Saint Mary Stadium de Southampton.
Entró al partido muy frío el Liverpool, y lo pagó muy pronto, y muy caro. Los dos equipos comenzaron jugando con un ritmo altísimo, pero pronto se vio que los de Klopp estaban como más nerviosos. Más ansiosos.
Fruto de esa precipitación, el Liverpool comenzó a cometer errores a la hora de sacar jugado el balón, lo que propiciaba una tras otra las contras del Southampton, y prácticamente la primera de ellas tuvo premio.
Fue un centro al área ligeramente peinado por Hojberg al que no llegó Robertson, y que Shane Long remató a placer para hacer el 1-0, lo que no dejaba de ser una sorpresa, pues el Southampton se encuentra peleando por no descender.
El gol hizo despertar a los 'reds', que de inmediato se pusieron a apretar a su rival, que defendía de una forma muy ordenada pero quizá cometiendo un error: se estaba echando cada vez más para atrás. Los 'saints' se estaban encerrando en su propio área sin querer.
Tuvo Keïta el empate en el 16', apenas siete minutos después del 1-0, pero su testarazo, a centro de Salah, lo detuvo con una parada de excelentes reflejos Angus Gunn.
Tres más tarde era el Southampton el que, tras una nueva pérdida 'red', obligaba a Van Dijk a jugarse el autogol despejando casi en su área pequeña. Los 'saints' estaban metiendo en apuros otra vez a los 'reds', pero tras goleparse una y otra vez con un muro rojo y blanco, apareció de nuevo la cabeza de Keïta para silenciar el St. Mary's.
Una jugada enrevesada y ciertamente polémica, porque arrancó con un Salah en fuera de juego, se culminó, en tercera instancia, con otro testarazo de Naby Keïta al que también llegó Gunn, pero sin tanto acierto esta vez.
Con el empate los ánimos se enfriaron. El Southampton acusó el golpe, y el Liverpool, visiblemente fatigado tras pasar casi media hora remando contracorriente, prefirió tomarse un respiro.
El descanso llegó de forma perezosa, y el segundo tiempo comenzó siendo un calco del primero, con el Liverpool descentrado y el Southampton buscando el gol, hasta que Klopp, en el 59', movió ficha.
Metió de golpe al campo a Milner y Henderson, dos de sus paladines intocables que hoy habían tenido descanso, y el Liverpool mejoró. El Southampton apenas generó peligro desde entonces, más que en alguna jugada aislada, y el gol 'red' empezaba a sobrevolar el estadio.
Tardó en llegar, pero llegó. Fue en el minuto 80, cuando los 'saints' volvieron a disponer de un par de buenas acciones con las que a punto estuvieron de sorprender al Liverpool, pero tras una de ellas, un córner, todo cambió.
Salió a la contra el Liverpool, recibió Salah en el centro del campo y condujo hasta la frontal. Firmino estaba a su izquierda, pero, encimado por dos rivales, el egipcio hizo magia y se sacó de la chistera un disparo colocado al palo izquierdo de un Gunn que se estiró, pero no llegó.
Fue el premio a la constancia, a la insistencia, y seis más tarde Henderson, a pase de Firmino (y este a su vez recibiendo de Van Dijk un pase de los de quitarse el sombrero), puso la sentencia.
No hubo tiempo para mucho más. Klopp echó el cierre metiendo a Lovren y desde el 88' hasta el final, una sucesión de falta tras falta evitó que el Southampton pudiera maquillar el resultado.
De este modo, con estos nuevos tres puntos, el Liverpool recupera la primera plaza, aventajando en dos puntos a un Manchester City que, aunque jugase su partido de esta jornada el pasado miércoles, aún debe uno anterior, por lo que tiene un partido menos que su gran rival por la Premier.
Por su parte, El Shouthampton sigue abajo, coqueteando con el peligro, una última plaza de descenso al Championship que actualmente ocupa el Cardiff, pero a la que opositan, además de los 'saints', el Burnley, el Brighton y hasta el Newcastle, aunque los 'magpies' tienen siete puntos de ventaja con quince por jugarse. Los 'saints', apenas cinco. Habrá emoción hasta el final, y no sólo en la cabeza de la tabla.