Y es que, tras siete años en la B, el 'Funebrero' firmó su ascenso a Primera División, lo que provocó una invasión de campo... además de desatar la locura en los propios jugadores.
Parte de la plantilla del equipo se apuntó a subirse al larguero de una de las porterías del estadio para, desde allí, celebrarlo con los aficionados que se encontraban justo debajo... pero la madera, como no podía ser de otra manera, cedió y acabó partiéndose por la mitad. Una anécdota que, afortunadamente, no provocó daños personales.