Minuto noventa. Empate a dos y balón en posesión del Ho Chi Minh. Ataque por banda y centro al área. Y empezó el carnaval.
Cayó un jugador del equipo local, arrollado por un rival del Long An, y el árbitro decretó la pena máxima. Medio equipo del Long An protesta... tirándose al suelo con las manos en la cabeza.
Uno de ellos se niega a levantarse y tiene que ser antendido. Asegura que él fue el objeto de la falta y no el causante. Tras varios, muchos minutos, se reincorpora.
Mientras tanto, el banquillo del Long An se comía al árbitro. Los futbolistas le rodean y presionan. Pero la decisión está tomada. Penalti.
Lo lanza Nguyen Tuan Anh y el portero rival, en lugar de intentar pararlo, se da la vuelta y se deja marcar. La resistencia pasiva del Long An acababa de empezar.
Sacan de centro y nadie se mueve. Roba el Ho Chi Minh y Ormazábal marca su tercer gol del día. La situación se repite en el siguiente saque de centro, y marca Dyachenko.
El árbitro entonces decide que el espectáculo había durado suficiente y decretó el final del partido. Y así, amigos, se pasa de un empate a dos en el descuento a un 5-2.