Por algo los jugadores hoy en día se tapan la boca para mantener conversaciones en un partido. Las cámaras están al acecho y cualquier desliz puede ser mortal. Que se lo digan al presidente del Sevilla...
Le espera una buena a Pepe Castro, que quiso desfogar con su homóloga del Leganés mientras pasaba el mal rato de ver a su equipo caer por 0-3 y prácticamente decir adiós a las opciones de jugar Liga de Campeones.
Le llovían cánticos de todos lados. Pedían su dimisión y la de la directiva. También pudo oírse un "El año que viene súbeme el carné". En estas, se dirigió a Victoria Pavón y hasta por tres veces insistió con su "la culpa es mía".
El clima de malestar en el sevillismo no puede estar más enrarecido tras una temporada de decepciones y la reciente destitución de Pablo Machín.