El Málaga sumó una nueva decepción ante su parroquia, a la que no da una alegría desde el 19 de enero. El Extremadura fue esta vez el que se pegó un alegrón y aprovechó el mal momento de los de Muñiz, que queda muy cuestionado con la derrota.
El arranque pronto escenificó el momento de ambos equipos. Al Málaga, llamado a dominar, le pudo la presión, lo que dio alas al Extremadura, mucho más necesitado y con una máxima para el partido: aguantar y explotar los balones aéreos.
Los extremeños llegarían a avisar mediada la primera parte, pero el tanto de Ortuño era anulado por claro fuera de juego. Sin embargo, poco después, una falta botada por Álex Díaz iba a hacer saltar la sorpresa en La Rosaleda. Lolo se adelantaba a Munir y ponía el sorprendente 0-1 en el marcador.
El Málaga reaccionó tras el tanto, pero no sería hasta la segunda mitad cuando empezaría a creer en la remontada. Muñiz, obligadísimo, apostó por meter a un segundo delantero y retiró a Erik Morán por Harper, logrando el efecto esperado enseguida.
Tras un paradón de Casto a Mula, un centro de Cifu se lo dejaba Harper a Blanco-Leschuk a placer en el área pequeña. El punta no perdonaba y ponía el 1-1 en el marcador, que devolvía al encuentro a la lógica inicial.
Pero la mayor necesidad del Extremadura empujaba más. Bastos llegaba por la izquierda, Álex Díaz por la derecha... y entre medias Casto seguía convirtiéndose en enorme en la meta visitante.
A cuarto de hora del final, los visitantes desnivelarían definitivamente el choque, de nuevo en una acción a balón parado en la que el Málaga pudo hacer mucho más. Fue esta vez Pardo el que aprovechó un balón suelto para fusilar a Munir y empezar a angustiar a la grada, cansada del fútbol del Málaga una tarde más.
El equipo costasoleño buscó el empate hasta el final, pero con más corazón que cabeza, y al final fue el Extremadura el que hizo saltar la sorpresa y se llevó tres puntos vitales en la lucha por la salvación, que permiten a los de Almendralejo dormir fuera del descenso.