Ha pasado más de un año desde la última vez que Pogba celebró un gol. Casi 15 meses de sequía, pues hasta su lesión en diciembre solo había acertado a fallar un penalti. Sequía que terminó en Villa Park.
Pogba puso la guinda a un partido redondo del Manchester United, que no es que llame a las puertas de Europa, es que está decidido a tirarlas abajo y colarse hasta la cocina.
Bruno Fernandes abrió la cuenta al convertir un dudoso penalti cometido sobre Mason Greenwood, autor a continuación del 0-2, al filo del descanso.
Y merodeando la hora de partido, llegó el momento de que Paul Pogba recuperase la sonrisa. Botó Bruno Fernandes un córner a la frontal, donde lo esperaba el francés.
El control fue extraño, se adelantó el balón quizá demasiado, pero todo eso no hizo sin sembrar el caos en la zaga rival, ya de por sí descolocada por el hecho de estar defendiendo un córner como nadie esperaba.
Y le pegó. Desde la frontal. Raso, entre el bosque de piernas que era el área de Pepe Reina, quien hizo la estatua ante el tiro de Pogba, que supuso el 3-0. Su alegría estaba justificada. Bruno Fernandes le ha eclipsado, pero parece que ambos pueden convivir. Y dar grandes alegrías a los 'red devils'.