Mucho pasó desde que el balón entró hasta que el Huesca sacó de centro. La historia fue así: Koke buscó el desmarque al hueco de Correa y pareció que este punteaba para evitar la salida de Werner y desviar el esférico. Pero no ocurrió tal cual.
En un principio, el colegiado González Fuertes anuló el tanto por presunto fuera de juego. No obstante, desde la sala de revisión le dijeron que había que mirar la acción detenidamente. Tras hacerlo, se determinó que el tanto debía ser legal.
Al señalar hacia el centro del campo, los jugadores oscenses se comieron al árbitro. Intentaban hacerle ver que el hecho de que Correa intentara tocar el balón le hacía partícipe de la jugada y, por tanto, desvió la atención de Werner.
Sin embargo, lo que no sabían los pupilos de Leo Franco es que Ángel Correa había partido en línea tras el pase de Koke, por lo que, a pesar de no tocar la bola, podía participar perfectamente en la acción.
Así que la jugada, legal, derivó en que la autoría del gol fue a parar para el centrocampista de la cantera rojiblanca.