La razón por la que el técnico ha impuesto esta norma no es meramente higiénica y está relacionada, sorprendentemente, con el rendimiento que puede dar cada jugador.
Schmidt dio una explicación científica por la que sus jugadores tienen que usar el cepillo y el dentífrico cada vez que terminan una sesión de entrenamiento: "Al final de los entrenamientos se crea acidez dentro de la boca. Esto ataca las encías y termina directamente en la sangre, por lo que cepillarse los dientes ayuda a recuperar mejor la energía y a prevenir la acidez".
"Los jugadores están obligados a lavarse los dientes inmediatamente después del final del esfuerzo físico, incluso antes de regresar a casa", aseguró el técnico. Eso sí, por ahora, su llegada y la consecuente imposición de esta insólita norma aún no ha tenido efecto, ya que el Wolfsburgo ha empatado los cuatro partidos en los que Schmidt ha dirigido al equipo.