Emiliano Sala falleció el pasado mes de enero, cuando la avioneta en la que se trasladaba de Nantes a Cardiff cayó al atravesa el Canal de la Mancha. Con él falleció el piloto del aparato.
El suceso mantuvo en vilo al mundo del fútbol, y cuando las labores de rescate concluyeron, comenzó una complicadísima operación de recuperación del cuerpo de los fallecidos, pero solo lograron rescatar el del futbolista. David Ibbotson, el piloto, nunca apareció.
El cadáver de Emiliano Sala fue trasladado a la morgue de Bournemouth Borough, y allí ocurrió este escabroso suceso.
Fue entonces cuando Sherry Bray, de 49 años y directora de una empresa de videovigilancia, en complicidad con su empleado del turno de noche, Christopher Ashford, de 62 años, accedieron de manera ilegal al contenido de las cámaras de seguridad de la morgue.
Obtuvieron documentos gráficos de la autopsia del futbolista, y las imágenes del cadáver de Sala comenzaron a circular por las redes sociales. Los dos han sido encontrados culpables del delito, aunque el juez admitió que no hubo interés económico en ello, solo morboso.
Bray advirtió a Ashford de la llegada del cuerpo el día antes, y ambos visionaron la escena. Fue Bray quien inició el efecto dominó en las redes sociales al enviar una captura realizada con su teléfono móvil a su hija.
Cuando Bray fue consciente de que la imagen se había viralizado, eliminó todo rastro de la misma de su teléfono móvil, y pidió a Ashford que hiciera lo mismo. Ahora, tendrán que afrontar una pena de 14 y cinco meses de prisión, respectivamente.