Una anomalía cardíaca le ha obligado a cerrar de manera contundente su travesía por el mundo del fútbol. Militaba en el Virtus Entella, con quien pretendía ascender a la Serie B de Italia.
"Tengo 34 años y llevaba un tiempo planteándome la retirada, pero cuanto más cerca ves el final más ganas tienes de seguir. Al final he tenido que para por la fuerza, de lo contrario hay riesgo de que me pase algo. Puede que me hayan salvado la vida", reconoció Orlandi.
Tuvo una experiencia trágica en el Swansea tras perder a un compañero y ello le ha llevado a tomar prevenciones con su caso. "Nos afectó muchísimo. Se llamaba Besian Idrizaj y murió con 22 años. Entonces yo me hice muchas pruebas en Barcelona y no me detectaron nada. Quiero pensar que lo que tengo ha surgido ahora ya sea por la edad o por el estrés. Hace nada estaba jugando en India a 36 grados y con una humedad altísima. Eso te pone el corazón al límite", explicó.
Sin embargo, los últimos diagnósticos apuntan a que el problema viene de largo, desde 2010. "Me parece complicado de creer. Todos los equipos en los que he jugado desde entonces me han sometido a sus pertinentes revisiones. Si es así llevo años jugándome la vida", puntualizó.
Ahora empieza una nueva etapa en su vida, aunque deberá someterse a más pruebas para conocer más a fondo lo que padece. "En el mejor de los casos sería una miocarditis. Tengo dos cicatrices en el corazón que pueden haber sido provocadas por un virus o una cardiopatía congénita", declaró.
Algunos clubes en los que ha militado han querido acordarse de Orlandi, destacando su vitalidad, su buena humanidad y deseándole la mejor de las suertes para su futuro, ya alejado de los terrenos de juego.
1 de marzo de 2019