Fue condenado en 2017 a 41 meses de prisión, tras ser probada su culpabilidad en los delitos de corrupción por los que fue imputado. No debía salir hasta mayo de 2021, pero su condena se ha acortado casi un año.
El motivo no es otro que la pandemia de coronavirus que tiene atenazado al globo. Las autoridades brasileñas han decidido, según 'Olé', ponerle en libertad por lo delicado de su salud.
Marin tiene 87 años, y su salud, ya deteriorada de por sí, podría quebrarse del todo a causa del COVID-19, puesto que una prisión no es el lugar más idóneo, para a la facilidad de aislamiento, para evitar contagios.