El primero nunca se olvida. Hace siete años, España escribió su nombre en la historia del fútbol con letras de oro. En Sudáfrica, el equipo de Vicente del Bosque, inspirado por el trabajo de Luis Aragonés iniciado en 2008, levantó su primera Copa del Mundo.
En una final trabada, en la que España mereció marcar antes pero también evitó el desastre gracias a un par de intervenciones milagrosas de Casillas, Inieesta terminó convirtiéndose en la punta de lanza de una generación que estaba destinada a pasar a la historia.
Cuando agonizaba la prórroga, el manchego recogió un pase de Fábregas y fusilo a Stekelenburg, que había cuajado un encuentro extraordinario para llevar a su equipo a la orilla de la tanda de penaltis.
El gol de Iniesta levantó a un país que siempre había soñado con ganar un Mundial y que finalmente cumplía un sueño de generaciones y generaciones. A siete años vista, los 11 de julio se han convertido en una fecha fetiche para los españoles, que recuerdan con orgullo y emoción ese Mundial de 2010 que les permitió tocar el cielo con las manos por primera vez.