En los primeros compases del partido, Sergio Ramos atropelló a un rival al llegar pasado de revoluciones a un balón dividido, el árbitro señaló falta y el técnico de la Selección Iraní se volvió loco en su área técnica.
Queiroz protestó con mucha intensidad ante el cuarto árbitro por la entrada del capitán de la Selección Española y este, que le vio en plena protesta, entró al trapo y le recriminó desde lejos su actitud, ya que se encontraban en los primeros minutos del partido. Le miró, le señaló y le gritó con una visible expresión de molestia. Hasta el árbitro tuvo que interferir para que la cosa no fuera a mayores.
Además, la falta había sido la primera que Ramos había hecho, por lo que le molestó esa actitud de Queiroz pidiendo un castigo mayor. El seleccionador podría no haber buscado más que desestabilizar al sevillano.
Pero las protestas desproporcionadas de Queiroz no tuvieron ningún efecto en la decisión del colegiado, que no hizo caso al técnico y señaló simplemente falta.