Se adelantó muy pronto el Athletic, que saltó al césped con ganas de dejar sentenciada cuanto antes la eliminatoria. Raúl García no desaprovechó la primera oportunidad de que dispuso.
Salió junto a Aduriz en el ataque rojiblanco y entre los dos sembraron el pánico en la zaga del Racing. Una jugada a balón parado casi la culminó Laporte, pero su disparo lo sacó bajo palos de forma milagrosa Raúl Domínguez.
Sin embargo, el rechace cayó a los pies de su tocayo, y Raúl García adelantó al Athletic a los 11 minutos de juego.
Tres más tarde Aduriz, aprovechándose de un Racing muy afectado por el gol, estuvo a punto de hacer el segundo, pero la madera lo evitó.
Cuando parecía que el Athletic iba a avasallar a su rival, llegó el gol del Racing. Otro rechace, tras un centro al área, lo recogió Cobo y batió a Iraizoz.
Parecía que se complicaba la papeleta para los de Valverde, pero Raúl García apareció menos de diez minutos después para volver a poner a los 'leones' por delante con un cabezazo cargado de fe.
Centró Susaeta pasado al segundo palo y Raúl García llegó a un balón que parecía imposible. 1-2 y se acabaron los goles por hoy.
Ese resultado fue el que lucía cuando nos fuimos al descanso, y el que seguía luciendo tras el pitido final. Porque la segunda parte fue muy distinta. Sólo tuvo dos chispazos, los dos del cuadro local.
El primero, una falta botada desde el centro del campo que trató de pillar a Iraizoz despistado, pero el meta del Athletic reculó bien y sacó la bola. Sin embargo, la jugada estaba invalidad y el supuesto golazo no hubiera valido.
El segundo, un córner que le pareció buena idea al lanzador del conjunto cántabro hacerlo olímpico. Y no fue por sacarlo mal, no. Lo hizo completamente a propósito, y casi sorprende a Iraizoz de nuevo. Y, de nuevo, la jugada estaba invalidada...
Los cambios ralentizaron el juego, algo que favoreció al Athletic, y cuando éstos entraron en calor se notaba a la legua a qué equipo se le había acabado ya la gasolina.
El Athletic se aprovechó de la mejor forma física de los suyos y durmió el encuentro hasta el pitido final. Poco más hubo, salvo la imagen de Aduriz doliéndose de la rodilla tras una dura entrada, o la de Raúl García encarándose con un joven Alberto tras sufrir una dura entrada.