El Atlético revivió los fantamas del pasado. En la temporada anterior, el equipo rojiblanco pinchó de nuevo ante un recién ascendido y en la primera jornada de LaLiga. Este domingo es jornada de reflexión para un Atlético que tuvo que sudar sangre para lograr el empate.
El Girona estudió de los pies a la cabeza a un Atlético que volvió a prolongar el mismo once con el que competía en la pasada campaña. Ese 4-4-2 con Carrasco, Griezmann, Torres, Gabi.... lo de siempre. Entonces, el club catalán se las sabía todas y logró desconectar a un Atlético que estuvo de nuevo falto de ideas y de contundencia.
Simeone buscó la solución, pero no la encontró por más que movió a sus jugadores de posición. Correa, Vietto, Gaitán y una defensa de tres para intentar evitar la salida fácil de balón del Girona y conseguir tener un mayor número de jugadores por delante del balón.
Los dos goles del Girona (y el tercero que no llegó de milagro) se produjeron por la falta de solidaridad e intensidad en la defensa. Stuani cabeceó y el Atlético recibió dos goles con la testa, algo que no pasaba desde hacía años. Jugadores como Aday y Borja García se comieron a Juanfran.
Correa y Giménez fueron los destacados. El delantero argentino volvió a ser ese jugador incansable, con garra y con gol. Un revulsivo que pone patas arriba el juego del Atlético cuando sale desde el banquillo. Un Griezmann en potencia, el sueño de un 'Cholo' que necesita mejorar la versión que dio el Atlético.