La crisis del coronavirus tiene ya sus consecuencias para los clubes, especialmente en el aspecto económico, pero hay quien puede verle una parte buena al parón total del fútbol. Es el caso del madridista Reinier.
Y es que estas semanas pueden ser las primeras que se asemejan en algo a unas vacaciones para el centrocampista en un año. Un momento para parar que habría tenido previsto si no hubiera fichado por el Real Madrid, pero es que el plan iba a ser seguir sin descanso hasta el verano europeo.
En Brasil, la temporada se disputa dentro del año natural. Es decir, que Reinier comenzó a trabajar en enero de 2019 y fue encadenando competiciones tanto con Flamengo como con la Selección hasta fichar por el conjunto blanco, con el que se puso desde el primer momento a jugar con el Castilla.
El año pasado fue indudablemente mágico para el centrocampista de 18 años. Emergente en el centro del campo de Flamengo, ganó la Liga Brasileña, la Copa Libertadores y estuvo con el equipo en el Mundial de Clubes de diciembre.
Pero para más carga, Reinier fue citado para disputar el Preolímpico con la Selección Sub 23 de Brasil, con la que logró el pasaporte a unos Juegos de Tokio que finalmente se disputarán en 2021 por la pandemia del coronavirus.
Y de ahí, directo a fichar por el Madrid. Fue presentado a mediados de febrero y comenzó a trabajar a las órdenes de Raúl González. En el Castilla le dio tiempo a jugar tres partidos, los tres seguidos y como titular, en los que logró un doblete ante el Coruxo.
Ahora, el parón le da un respiro al centrocampista brasileño, que continúa como todos los futbolistas trabajando individualmente en casa. Pero como ya han advertido jugadores y técnicos, lo que hacen no es más que mantenimiento para cuando toque volver, algo que también se debería hacer en vacaciones.