Ha roto en futbolista determinante en el momento oportuno. O quizá antes vivía taponado y no tenía la continuidad que necesitaba para ser importante. Ante el Augsburg, otra vez, mostró que hay un jugador para rato.
A los 50 minutos, otra muesca. En plena era de los extremos talentosos e híbridos, los que tan pronto te dan una asistencia de gol como lo meten, puso el 1-2 para el Bayern con un eslalon desde la derecha, giro a la frontal y zurdazo al segundo palo.
Con ramalazos de Messi y hasta del propio Robben en la conducción y la definición. No, su póker ante el Tottenham no fue casualidad. Con esa acción, su producción oficial del año es digna de 'crack': nueve tantos y seis asistencias en 15 encuentros. Es decir, un gol por choque.
Gnabry, que volvió a hacer la curiosa celebración de remover una cucharilla en una taza, está siendo capaz de acaparar tantos titulares como el propio Lewandowski, al que regaló el 1-1. De hecho, fue absolutamente vital para dar la vuelta al marcador en el choque ante el Augsburg.
19 de octubre de 2019