Nada ni nadie puede con este Liverpool. Se rompió Mané, volvió a encajar Alisson... "¿Y qué?", parece decir el equipo de Jürgen Klopp, al que si golpeas te rompes la mano. Ni los Wolves, hueso duro donde los haya, fueron capaces de derribar al gigante rojo.
Porque si no está Mané, ya están Salah y Firmino para ponerse a la altura de los mejores. Nada envidian los tres a ataques ganadores como la 'MSN' o la 'BBC', pero hasta por separado pueden tumbar al más pintado.
Parecía que iba a ser otro día en la oficina cuando Henderson aparecía a los nueve minutos para cabecear con el alma un córner medido de Alexander-Arnold. El centrocampista ganó a todos en el primer palo para adelantar a los 'reds'.
El Liverpool continuaba a lo suyo con las diabluras de Salah y la chispa de Mané... hasta que llegó el desastre. Caras largas y preocupación. El senegalés pedía el cambio a la media hora de partido tras sentir un pinchazo. Y con la Champions a un mes vista, en Merseyside ya rezan para leer lo menos malo en ese parte médico.
Entró en su lugar Minamino, fichaje invernal, al que Klopp metía en el campo tras un intenso abrazo que compartió con el cariacontecido Mané. Tuvo cosas interesantes el japonés, que dejó algunos chispazos entre la caída 'red'.
Porque el Liverpool se vio seriamente contra las cuerdas. Dejó de ser un bloque, se partió, lució desordenado en transiciones defensivas. Una imagen muy distinta a lo que acostumbra el líder absoluto de la Premier que aprovechó Raúl Jiménez para romper moldes.
En un contraataque de libro, el mexicano lideró cruzando el campo con dos regates preciosos, abrió a la potencia de Adama y cabeceó como el matador que es el centro del extremo español. Un golazo que rompía los 692 minutos de imbatibilidad de Alisson.
Y si podían derribar a Alisson, también podían con el Liverpool... o eso creían. Los de Klopp tienen ese Ángel de la guarda que parece empeñado en que alcancen al Arsenal de los invencibles y sigan rompiendo récord a récord. Y no se trata de algo místico, es que siempre hay alguien para convertirse en salvador.
Esta vez fue Roberto Firmino. En el 84', el brasileño recibió tras otra lección de Salah y un toque preciso de Henderson para destrozar la portería de Rui Patrício, que segundos antes le había negado el gol de la victoria número 22 del Liverpool, que sigue empeñado en ganar la Premier rompiendo en pedazos todos los registros que existan.