Ser hijo de una gran estrella no siempre es garantía de éxito. Hace tres años Romarinho fue noticia por firmar su primer contrato como profesional con Vasco da Gama. Tenía 20 años y muchas ganas de comerse el mundo.
Sin embargo, Romarinho no jugó un minuto con Vasco aquella fatídica temporada, pues fue cedido a Brasiliense, de la Serie C. Vasco, por su parte, consumó su descenso a la Serie B, el primero de ellos en lo que va de década.
Volvió a Vasco cuando éste volvió a Primera, en 2015, otra temporada para olvidar que terminó con el histórico equipo carioca de nuevo en la Serie B. Apenas disputó dos partidos de Liga, y al acabar el campeonato hizo las maletas y se marchó a Japón.
Fichó por el Zweigen Kanazawa, de la Segunda División nipona, y de nuevo su aportación fue testimonial. Cuatro partidos, ninguno como titular, y apenas media hora de juego en toda la temporada. Su equipo se libró de caer a Tercera en el 'play off' por el descenso.
Ahora, Romarinho vuelve a Brasil para probar fortuna en el Macaé, un modesto equipo con menos de 30 años de vida, que actualmente milita en la Serie C.
Queda claro que ser hijo de un gran futbolista, de una leyenda, no garantiza el éxito. A sus 23 años, Ronaldinho espera que empezar desde abajo de nuevo le permita volver en algún momento a la cumbre.