Sentado en el banquillo, con traje de chaqueta y rostro serio, contempló uno de los momentos más felices de la vida de su hijo. Con tan sólo 16 años Pellegri hacia historia en la Serie A con un doblete ante toda una Lazio.
Y no pudo evitar llorar. Las lágrimas le recorrieron el rostro cuando su hijo marcó el 2-2 y se empeñaba en poner las cosas difíciles al conjunto romano. Un momento único para Pietro, y único también para su padre.
Ambos se fundieron en un abrazo tras el partido, sin poder esconder la felicidad de aquel que está cumpliendo un sueño inesperado pero realmente bonito.