Ronaldinho no pasa inadvertido allá donde va. Fue el encargado de dar el pistoletazo de salida a la final, el último y más importante encuentro del Mundial de Rusia.
El ex futbolista brasileño llegó al Estadio Luzhniki antes de que diese comienzo la ceremonia de clausura, tras la cual bajó al césped. No a ofrecer el trofeo al público, sino a animar la ceremonia de clausura.
Sí, Ronaldinho, en los últimos coletazos de la ceremonia, bajó al césped y, armado con unos bongos, se puso a tocar. El estadio enloqueció. Ronaldinho en estado puro.
15 de julio de 2018
Todos quisieron una foto con él, hasta los más grandes como Paolo Maldini, un fan más del mágico ex futbolista brasileño.
15 de julio de 2018