Éder tocó el cielo con un guante blanco hace dos años, cuando su disparo en la prórroga dio a Portugal la primera Eurocopa de su historia, aquella que Grecia le negó 12 años atrás.
Fue el héroe de la noche, por lo importante de su acción puntual, pero también por lo inesperado. Antes de aquel gol, apenas había jugado 12 minutos en toda la Eurocopa, en los empates ante Islandia y Austria de la fase de grupos.
Llevaba sólo 20 minutos sobre el terreno de juego, cuando en el noveno de la prórroga vio la luz. Y del cielo, al olvido. Jugaba en el Lille, cedido por el Swansea, y los galos se lo quedaron tras la Eurocopa.
Siete goles en 37 partidos marcaron su temporada 2016-17, pero la llegada de Bielsa fue su perdición. No contaba para el argentino, y se marchó al olvido, al ostracismo. Al fútbol ruso.
En el Lokomotiv continuó su carrera, siendo olvidado sistemáticamente por Fernando Santos. Su última convocatoria fue en octubre de 2017. Su último partido, 44 minutos en un Portugal-Suecia amistoso de marzo de 2017.
Choca que sea en Rusia, y no en Portugal, donde tanto le deben, donde más se pida a gritos su convocatoria. Donde más haya extrañado que no vaya al Mundial.
Con el Lokomotiv, su actual club, ha anotado cuatro goles en 27 partidos. Yuri Siomin, ex seleccionador ruso y su actual entrenador, es su principal valedor en el cuadro moscovita. Pero eso no ha valido para que Fernando Santos le rescate del olvido.