Athletico Paranaense se adelantó pasada la media hora a Avaí con un gol de Renato Kayzer. Un tanto que será divertido preguntarle cómo lo marcó, porque fue de una manera muy poco ortodoxa.
Todo comenzó con una clásica falta lejana, escorada hacia la banda, que Athletico Paranaense colgó al corazón del área. Y ahí comenzó el caos.
Gledson, el portero de Avaí, embriagado de confianza, salió de puños a la frontal del área pequeña para despejar el peligro. Hasta ahí bien. El problema fue que su vuelo sin motor de nada sirvió.
Rozó únicamente el balón. Este rebotó en un rival, en otro y volvió al primero, quien no se lo pensó y remató como le mejor le vino: de chilena.
¿Entró? Qué va. Porque su remate fue nefasto. No golpeó la pelota, la acompañó, acunada en la bota, como si se le hubiera pegado. Cayó el esférico a los pies de un rival y este lo despejó con violencia.
Acabó entonces la jugada, ¿verdad? Pues sí, pero no como cabría esperar. Porque Renato Kayzer saltó de espaldas a taponar el despeje, a la desesperada, y tuvo premio.
Se llevó un pelotazo donde la espalda pierde su nombre, pero el balón rebotó hacia la portería rival, en la cual entró pese a que había dos jugadores de Avaí tratando de cubrir el hueco dejado por un Gledson que, en su odisea para volver a su meta, chocó un par de veces con jugadores por el camino.
June 3, 2021
Un gol surrealista, que como en los cuadros de la escuela flamenca del renacimiento, permite ver más y más detalles cuanto más veces se mira.