Cuando el de Barakaldo saltó a calentar, San Mamés le brindó una ovación que le puso la piel de gallina. Se le veía que le costaba contener la emoción. Era su vuelta a la élite, tras el episodio más complicado de su carrera.
7 de enero de 2018
Sin embargo, los minutos pasaban, y Yeray no entraba. Mediada la segunda parte un choque de cabezas entre Laporte y Etxeita dejó a uno de ellos conmocionado sobre el césped, podría ser la oportunidad para dar minutos a Yeray.
Pero no. Quedó en un susto, y los minutos siguieron pasando. Ziganda agotó los cambios casi en el tiempo de añadido, pero cuando el cuarto árbitro levantó el cartelón, y se vio el número de Sabin Merino, todo San Mamés empezó a silbar la decisión.
No porque tuviera algo contra Sabin, o porque Aduriz, el sustituido, hubiera realizado un mal partido. El respetable silbó porque quería ver a Yeray de nuevo sobre el terreno de juego. Cuando el cambio fue a efectuarse los pitos se volvieron aplausos, eso sí.
¿Por qué Ziganda tuvo tan poco tacto? La razón la encontramos ocho minutos antes de la última sustitución. Óscar de Marcos cayó lesionado, y a Ziganda le tocó meter a Lekue.
Obligado a gastar un cambio por lesión, Ziganda prefirió hacer una última sustitución para reforzar líneas que dar entrada al deseado Yeray. San Mamés no lo entendió y lo protestó con razón.
"Si el marcador hubiese sido otro podría haberle dado minutos a Yeray. Estamos muy contentos con su rendimiento y su trabajo diario, pero luego competir es otra cosa", declaró el 'Cuco' en la sala de prensa al respecto.