Históricamente Atocha, luego normalizado como Anoeta, ahora Reale Arena. Da igual el nombre para la estrella del Barça, lo importante para él es que se le suele resistir bastante.
Sus cifras como visitante liguero no es que sean malas, cuatro goles en diez partidos, pero sí son las de menos productividad de un Messi acostumbrado a firmar números extraterrestres en cada campo que asola.
Si tenemos en cuenta aquellos estadios en los que al menos ha jugado ocho veces, tanto el de la Real Sociedad como el del Athletic son los que peor se le han dado. Hasta en el Bernabéu, con once, se ha mostrado mucho más demoledor.
Además, lo individual ha ido de la mano de lo colectivo, puesto que ha perdido más veces (cinco) de las que ha ganado (tres).
Es buen momento para que Leo Messi se desquite. El argentino viene lanzado. Celebró su sexto Balón de Oro con un 'hat trick' ante el Mallorca y ha alcanzado su mejor momento del curso tras la lesión que le tuvo apartado el principio de campaña y le privó de hacer una pretemporada en condiciones.
La actual media del rosarino es de 1,2 goles por partidos en liga, por lo que el equipo de Imanol tiene un argumento a favor y otro en contra a la hora de encarar la pesadilla que es frenar a Messi dentro de la cancha.