El Atlético había dominado con puño de hierro el partido, poniendo en serios apuros a su rival. Tuvo una tras otra, pero parecía que el balón no quería entrar.
Todo lo contrario que a su rival, que en la primera que tuvo, en el primer acercamiento sobre la meta de Moyà, se encontró con el gol.
Una combinación por su banda izquierda terminó en un mal centro al corazón del área. Nadie lo remató, ningún atlético lo despejó, y el esférico se convirtió en un disparo a portería de Ankersen.
No llegó al arco, porque Viktor Fischer, más listo que nadie, tiró de repertorio y se sacó un taconazo de la chistera que heló el alma a los rojiblancos.
15 de febrero de 2018
Se adelantó el Copenhague, pero el tanto solo sirvió para enfadar al Atlético. Apenas cinco minutos más tarde, Saúl igualaba la contienda, al cabecear un centro al área de Antoine Griezmann.
Las protestas de los daneses de nada sirvieron. Saúl estaba en posición legal, de acuerdo al juez de línea, y el tanto fue validado.
15 de febrero de 2018