Haciendo oídos sordos al ambiente más que hostil que se presentaba en el Signal Iduna Park, los hombres de Zidane saltaron al verde con la intención de espantar todos los fantasmas de las últimas semanas. Pero en frente tenían a un Borussia Dortmund renovado con ganas de comerse el mundo, y el choque de intensidad nos brindó unos primeros compases dignos de una final.
Sólo corrieron cuatro minutos del marcador y ambos conjuntos ya habían disfrutado de una ocasión clara cada uno. Las dos llegaron por lanzamientos de falta. Cristiano y Aubameyang fueron los protagonistas, preparándose para la lucha que les esperaba poco más tarde.
Los locales mostraron más ritmo desde un inicio. Su estrella gabonesa y Dembélé acosaron a un magnífico Keylor en los primeros compases. El 'tico' volvió tras más de 100 días en el dique seco pero no se le notó para nada su parón, pues salvó en numerosas ocasiones a su equipo durante la primera mitad.
Frenazo a los de Tuchel
Pero los ánimos teutones desaparecieron en el minuto 17. En ese momento, los jugones del Real Madrid se aliaron para abrir la lata. Benzema ganó una pelota en el centro del campo, se la dejó a Modric, el experto en la distribución, y este la cedió a James para que el colombiano le pusiera un balón profundo a Bale, quien, con el tacón, habilitó a Cristiano. El luso reventó la bola con su pierna izquierda y recuperó la sonrisa.
Coincidiendo con el primer 'palo', los locales bajaron el ritmo, pues su exceso de confianza estaba conllevándoles problemas a la hora de defender. Eso sí, no renunciaron a las contras, aunque el Madrid secó el máximo peligro defendiendo como pide Zidane: en bloque.
El duelo entre ambos equipos pasó a personificarse en una batalla personal en los últimos minutos. Varane y Aubameyang protagonizaron una pugna incansable que se llevó el francés en todas su ediciones... menos una, cuando un mal despeje de Keylor Navas rebotó en el atacante del Borussia Dortmund y el balón salió escupido para dar en el francés, que acabó viendo como el marcador se igualaba por un tanto en propia puerta.
Mejoría blanca
El autogol de Varane dio paso a una segunda mitad en la que el Madrid se puso el cartel de dominador desde el primer minuto. Con el campo mucho más abierto y un Bale que no acusó todo el cansancio de la primera mitad, comenzó a explotar las bandas, dejando ver, sin duda, la mejor cara del Real Madrid en toda la temporada.
'El Expreso de Cardiff' se imponía constantemente a Schmelzer en sus duelos individuales y el peligro siempre llegaba por la derecha, pero el segundo tanto llegó, precisamente, por el otro costado.
Varane se resarció de su error al empujar un balón que el poste izquierdo de Burki, tras un remate de Benzema, escupió al corazón del área. El Madrid parecía tener los deberes hechos. Modric comenzó a crear y a lanzar pases verticales a las espaldas de la defensa alemana y los de Tuchel no alcanzaban a enlazar cuatro pases seguidos.
Pero todo cambió tras la salida de Schürrle. El atacante salió en sustitución de un paupérrimo Götze y, junto a dos cambios ofensivos de Tuchel a última hora, revolucionó el ataque local. Keylor Navas tuvo que emplearse a fondo por el asedio final del Borussia Dortmund pero no pudo hacer nada ante un remate potentísimo del alemán que se coló por su escuadra derecha.
El tanto del empate, a cinco minutos del final, no le dejó tiempo de reacción al conjunto de un Zidane al que se le descolocó la cara por completo. Pero el técnico blanco no debería de estar decepcionado ni mucho menos, de hecho, debería tomar como espejo en el que mirarse este partido, pues, jugando como en el inicio de la seguna mitad, este Real Madrid es capaz de todo.