El equipo blanco llegó a Toledo pocos días después de la final de la Copa Intercontinental. Como campeón de Europa, el cuadro blanco salió al encuentro con poca intensidad y el Toledo se aprovechó de ello.
La falta de atención de la plantilla merengue, que consideraba un simple trámite el choque, le pasó factura desde primera hora. En el minuto 6, tras una pérdida de balón de Morientes en el centro del campo, Israel puso el primero en el marcador.
El segundo tan sólo tardó 10 minutos más en llegar, tiempo en el que Cidoncha, aprovechando un rechace de la defensa blanca, mandó la pelota a las redes con una gran volea.
Los blancos trataron de reaccionar pero ya era demasiado tarde. Morientes recortó distancias pero el Toledo no estaba dispuesto a desaprovechar la oportunidad de hacer historia y aguantó estoico el empuje blanco, llegando a hacer real una de las mayores gestas del fútbol de este siglo.