El fútbol llora la muerte del icono de Huracán y la Selección Argentina, recordando entre sollozos las anécdotas de un futbolista distinto por talento y generosidad para con sus compañeros.
Más que por hacer a la 'Albiceleste' campeona del mundo en 1978, a René Houseman se le suele identificar con aquel histórico gol a River Plate que todo el mundo recuerda menos él.
Llegó ebrio, le ducharon y le dieron café para que disputara el encuentro, marcó y pidió el cambio para irse a su casa a dormir una resaca antológica que le persiguió y caracterizó durante su carrera.
Apodado 'el George Best de Argentina' por su afición a la bebida, Houseman exhibió siempre su lado más amable con los suyos, cuidando de todos sus compañeros tanto dentro como fuera del campo.
La misma leyenda de Huracán admitió años después que solía fingir lesiones en los últimos minutos del encuentro, para que otros jugadores participasen. En aquella época, si no disputaban ni un minuto no cobraban.