Chocaron en San Mamés dos fuerzas muy distintas. Que antaño se asemejaron, pero que ahora mismo están en las antípodas en muchos sentidos. Sin embargo, los astros se alinearon para el 1-1 final.
Un equipo mereció la victoria, y ese fue el Athletic. Los 'leones' buscaron el gol de todas las formas posibles, pero solo pudo llegar desde el punto de penalti, lo que vuelve a reflejar que Garitano necesita un '9' puro arriba.
Continuos 'punchline' los que protagonizó el equipo rojiblanco, necesitado de la victoria para aprovechar el pinchazo de los huéspedes de Europa. Sin embargo, para necesidad la del Celta, ahogado en el descenso tras el triunfo del Mallorca.
Por momentos, el conjunto de Óscar García se mostró descarado y aprovechó así los 'jugones' que tiene en su plantilla, que son pocos... Este domingo se volvieron a juntar Santi Mina, Rafinha y Brais Méndez, comandados por un omnipresente Aspas.
El dominio se mantuvo durante los 90 minutos del lado local. Íñigo Martínez comenzó marcando territorio con un gran testarazo que se le fue por poco. En el 12', Jeison Murillo casi se anota en propia en su debut con el Celta tras una mala salida de Rubén, posteriormente erigido en el héroe celtiña.
El mismo Rubén salvó a los suyos con un buen despeje a un remate a bocajarro de Muniain, que cumplió 400 partidos con el Athletic. Poco después, Santi Mina perdonó lo infallable en una acción de 'delicatessen' de Aspas.
Con ese reparto de golpes se llegó al descanso, pero, tras el paso por vestuarios, la cosa cambió: Yuri, Ibai Gómez e Iñaki Williams gozaron, en apenas tres minutos, de ocasiones clarísimas para adelantar a los 'leones'.
Pero el fútbol tiene esa magia, esa cualidad incomprensible que enloquece a sus aficionados. Cuando mejor se encontraba el Athletic, llegó el zarpazo de Rafinha. Nuevamente, gran dejada de Aspas y golpeo cruzado sensacional del brasileño.
Herrerín, que suplió a Unai Simón y dio la talla, no pudo hacer nada para evitar la sorpresa del encuentro. No obstante, los de Garitano demostraron su rigor en el juego manteniendo, e incluso acrecentando, su dominio y presión alta para encerrar y cercar el área viguesa.
Tanto fue el cántaro a la fuente que, en un centro de Muniain, Fran Beltrán tocó el balón con el brazo y la pelota se fue al punto de penalti, desde donde Raúl García puso las tablas en el marcador. Parecía no existir otra fórmula para que el Athletic anotara...
La agonía del Celta se prolongó, al igual que la desesperación bilbaína por rozar continuamente el triunfo. Aidoo salió desde el banquillo y salvó el gol de Villalibre en la línea, Raúl García lo intentó de chilena... No hubo manera, el cerrojo se echó en San Mamés para el Athletic.
Las tablas se afianzaron en el electrónico de San Mamés. Un punto para cada uno que premia en exceso a un Celta irregular, también castiga y deja en evidencia las carencias ofensivas de un Athletic que se chocó contra una caja fuerte. Oportunidad por Europa perdida.