El Pumarín-Luarca fue foco de vergüenza del fútbol español. Su cita de la jornada 28 en la Primera Regional de Asturias se suspendió antes de tiempo por una brutal pelea. Volaron los puñetazos, las patadas, los improperios y las acusaciones cruzadas.
Todo comenzó, según apunta 'El Comercio', diario local, porque una aficionada del equipo local estuvo durante casi todo el partido insultando desde las gradas. Tanto a los futbolistas rivales como al árbitro, lo que desató la reacción violenta de un fan contrario.
Este la agarró del cuello y, poco después, se desató la pelea sobre el terreno de juego. Quizá como represalia por lo visto en los asientos, tres efectivos del Luarca fueron a por uno del Pumarín. Ahí fue donde arribaron sus compañeros para defenderle y se armó la violenta tangana.
Volaron todo tipo de palabas feas, malsonantes y golpes para tratar de hacer daño a cualquiera que se pusiera delante. El colegiado, en cuanto las cosas se calmaron y pudo tomar una decisión, decidió que no había tiempo para más: encuentro suspendido a falta de diez minutos.