Lo que ha estado a punto de perder el PSG este verano. Será un futbolista indisciplinado, caprichoso e irrespetuoso, pero es un fuera de serie cuando se mete en faena.
Neymar se tiene que tomar en serio los partidos para dar lo mejor de sí mismo, y en Lyon lo hizo. Llevó el peso del ataque del PSG, junto a un intermitente Di María, hasta que casi en el 90' obró su enésimo milagro.
Pronto quedaron asignados los roles del encuentro. Sería el PSG quien manejase la pelota, y el Lyon quien se defendiese. Sometió el cuadro de Tuchel al de Sylvinho a un acoso casi constante, sobre todo a partir del ecuador del primer tiempo.
Sin embargo, este Lyon estuvo muy serio, y no cometió los habituales errores que tantos puntos le han costado en lo poco que llevamos de campeonato. Ante el PSG, la zaga del Lyon estuvo sólida.
Sí, concedió ocasiones, pero secó a los atacantes parisinos. Casi no hubo disparos a puerta (aunque el partido fue un festival del PSG, 21 tiros en total), y Anthony Lopes apenas tuvo que realizar intervenciones de mérito.
Hubo momentos en los que el Olympique de Lyon parecía capaz de plantar cara al PSG, y no limitarse a defenderse y salir a la contra, pero conforme fueron pasando los minutos, los de Tuchel asumieron el mando del partido y no lo soltaron.
De cuando en cuando los locales inquietaban a su rival, sobre todo con disparos lejanos, pero el acierto de cara a puerta brilló por su ausencia. Ninguno de los diez tiros fue al arco de Keylor Navas, quien no tuvo nada de trabajo más que un pequeño susto al final del encuentro.
En el minuto 41 estuvo a punto de adelantarse el PSG, pero Lopes realizó una de las pocas paradas exigentes que tuvo que hacer en este partido. Dispuso el PSG de un libre directo algo lejano, pero no le importó a Neymar.
Colocó el balón en la escuadra, pero el cancerbero rival voló, poniendo una dura mano que sacó el balón de su trayectoria, concediendo un córner. Uno de los once de que dispuso el PSG.
El segundo tiempo fue más de lo mismo, pero a diferencia del primero, en lugar de animarse con el paso de los minutos, el ritmo decayó conforme avanzaba el crono.
Lo que marcó este segundo tiempo fueron los saques de esquina que el PSG botaba desde el perfil zurdo. Cada vez que Neymar colocaba la pelota en el cuarto de círculo comenzaban a llover pelotas de papel, algún vaso de plástico y hasta alguna botella.
Ello llevó a parar momentáneamente el encuentro, en lo que el brasileño despejaba la zona de servilletas arrugadas, pero el asunto no fue a mayores, aunque no sería de extrañar que el Lyon se llevase una advertencia por ello.
Cuando el partido entró en su último cuarto de hora quedó claro que Neymar tenía ganas de marcha. Era, con diferencia, el más activo del ataque parisino, pero Di María no supo encontrarse en todo el segundo tiempo. Neymar fijaba a los defensas, y Di María debía aprovechar esos huecos. No lo hizo.
Y entonces ocurrió. Viendo que el gol no iba a llegar pasádole el balón a Di María, ¿por qué no podría llegar al revés? Y así fue. El 'Fideo' asistió a Neymar en el área, y el brasileño hizo su magia.
Rodeado de tres rivales, con un quiebro y un amago se desembarazó de ellos. En un abrir y cerrar de ojos engatilló el disparo y batió por sorpresa a un Lopes que demasiado hizo tirándose a tratar de tapar el tiro.
Gol, gol por sorpresa, cuando parecía que esto terminaría a cero, en el que quizá haya sido el mejor partido en defensa del Olympique de Lyon en lo que va de campaña. Un gol que permite al PSG mantener su ventaja de tres puntos con el sorprendente Angers, y que deja al Lyon en novena plaza.