El Nápoles comunicó que el delantero polaco podría ser intervenido quirúrgicamente pocos meses después de superar la misma lesión en la rodilla izquierda. En aquella ocasión, el delantero de 23 años, fue operado y estuvo de baja cuatro meses, por lo que fue suplente habitual durante la temporada pasada.
El deporte profesional, y especialmente el fútbol, han hecho muy famosa a esta lesión. El verdadero problema no es la lesión en sí misma y el tiempo de recuperación, si no las secuelas y la posibilidad real de recuperar el ritmo competitico previo a la lesión. Entre el 10 y el 20% de estas roturas no se recuperan y generan inestabilidad en la rodilla, lo que puede provocar fallos repetidos de la articulación y otras lesiones.
En sentido estricto, este tipo de lesiones no se pueden curar al 100%, lo que puede provocar fallos repetidos en la articulación y, por tanto, otro tipo de lesiones de tipo meniscal o del cartílago. El éxito en la recuperación de esta lesión dependerá de un buen diagnóstico y de una correcta aplicación de la técnica.
Con respecto a la vueta a la competición, existe un estudio realizado por 'The American Journal of Sports Medicine' que, tras analizar a 122 atletas que sufrieron rotura de LCA, conlcuyó que tan solo dos de cada cinco casos regresan al nivel competitico previo a la lesión dos años después de la cirugía.
Sin embargo, como dice el profesor Pedro Guillén, estos datos no indican que la rodilla quede dañada mecánicamente. Hay muchos otros factores que determinan que el jugador pueda volver a niveles competitivos previos, y uno de los más importantes es la recuperación psicológica, "tras la rotura del ligamento, el deportista tarda más en perder el miedo a rompérselo de nuevo que en curarse".
La posibilidad de recaída tras una intervención quirúrgica de LCA es de un 15%. Pero en jóvenes menores de 25 años y con un alto nivel competitivo (caso de Milik), la posibilidad de recaída sube hasta un 23%. Los jugadores que han tenido una lesión del LCA tienen 35 veces más probabilidades de volver a tener una lesión del cruzado que un jugador sano. Además, Es importante conocer que el riesgo de rotura del injerto es el máximo en los 2 primeros años después de una operación del LCA.
A pesar de que la operación sea un éxito, la recuperación de la actividad deportiva, dependerá en gran medida de la rehabilitación posterior y la fuerza de voluntad del deportista en cuestión, y es que aquí es podible que aparezca la clave en el caso de deportistas de élite. La presión y el ansia por volver a competir lo antes posible, puede incidir negativamente en una correcta rehabilitación de la rodilla.