Seis años impecables en el filial, la clave de Ziganda para subir al primer equipo

El ascenso de Cuco es una consecuencia lógica de la manera de entender el fútbol del presidente Josu Urrutia -también excompañero-, partidario de depositar las responsabilidades de la entidad en un grupo cercano, leal y de confianza.

Y la que tiene en Ziganda no ha mermado ni un ápice desde que accediera a la presidencia de un club en el también fue capitán de su primer equipo.

Fundamentalmente por lo que ha transmitido, por lo que ha conseguido y, sobre todo, por lo que ha generado en el filial, vivero del primero equipo en los últimos año como pocas veces lo había sido antes.

Aymeric Laporte, Iñaki Williams, Yeray Álvarez y Kepa Arrizabalaga son los más destacados frutos que ha trabajado Cuco, aunque también Iñigo Lekue, Sabin Merino, Javi Eraso, Enric Saborit y Alex Remiro han estad a sus órdenes.

Y también otros meritorios por confirmarse, esta temporada cedidos, como Mikel Vesga, Unai López, Ager Aketxe o Asier Villalibre, entre las muchas promesas que maneja el Athletic como opciones de futuro.

En definitiva, una pléyade de chavales que ha tenido a sus órdenes y que hablan por sí solos de lo que ha sido el trabajo de un Bilbao Athletic que, en una época más que complicada para los filiales -los del Barcelona y el Real Madrid, por ejemplo, siguen en Segunda B- se dio el gusto de jugar un año en Segunda División.

Muy por encima están estos méritos que los que también acumuló Ziganda en su trayectoria previa a regresar a Bilbao. Fueron un centenar de partidos en Primera tras una buena trayectoria en la cantera de Osasuna, con buenos y malos momentos en el primer equipo rojillo, en el que estuvo algo más de dos temporadas, y medio curso más en un caótico Xerez que, quizás, de ser ahora, hubiese evitado.

Más que su paso por Lezama, que también, la afición bilbaína tiene de Ziganda en la memoria su trayectoria como jugador, una destacada carrera de siete temporadas con el '9' en la camiseta en las que acumuló 291 partidos y 91 goles.

Datos que le permiten estar entre los 50 jugadores con más partidos en el Athletic (es el 49º) y ser el vigésimo máximo goleador el equipo vasco, junto con Venancio Pérez.

Números, no obstante, casi irrelevantes de cara al cometido que le espera. Un puesto de entrenador del primer equipo que en Bilbao ya supone ser una celebridad y para el que su principal aval es su trabajo en el filial: seis años criando cachorros para que se conviertan en los leones que algunos ya son en una de las mejores épocas del primer equipo bilbaíno.