Ya con el partido acabado, cuando todos los jugadores se iban hacia las duchas, este niño consiguió lo que tanto quería.
Sergi Roberto se dirigió hacia el tunel de vestuarios, pero antes se paró rápidamente para quitarse la camiseta y regalársela a un chico de la grada, que intentó darle un abrazo.
Las cámaras de 'La Casa del Fútbol' recogieron cómo el aficionado del Celta, emocionado, abrazó a otro niño y expresó su alegría, apretando la camiseta como el mayor de sus tesoros. A pesar del empate, fue el más feliz de Balaídos por unos momentos.
17 de abril de 2018