Imperial Sevilla, que supo sobreponerse a una gran primera mitad del Liverpool para proclamarse por tercera vez consecutiva campeón de la Europa League.
Los goles de Gameiro y Coke permitieron extender la tiranía sevillista en un torneo que llevan incrustado en su 'ADN'.
El Liverpool, que se adelantó con un golazo de Sturridge, reclamó dos penaltis, perdonó el segundo y se diluyó como un azucarillo en una segunda mitad de claro color sevillista.
Los de Klopp desarbolaron al equipo de Emery gracias a la movilidad de sus atacantes. Coutinho tuvo más protagonismo que Banega y ahí empezaron los problemas para un Sevilla que hacía aguas ante las inseguridades de David Soria.
Con el 0-0 todo estaba medianamente controlado, pero la magistral acción de Sturridge desniveló el marcador. Genial gesto técnico del internacional inglés que dejaba al Sevilla contra las cuerdas.
Porque los de Emery no reaccionaron. Los últimos minutos de la primera parte fueron un asedio, los 'reds' reclamaron hasta dos manos (claras) dentro del área y tuvieron, además de un gol anulado, otro par de ocasiones claras para aumentar su renta.
Dejaron vivo a un campeón como el Sevilla y eso se acaba pagando. El paso por vestuarios fue como acudir a la marmita en busca de la pócima mágica.
A los 30 segundos del segundo tiempo, Gameiro ya celebraba el empate. Mariano se vistió de Garrincha para irse de todos por la banda y regalarle el gol al francés.
El Liverpool no volvió a existir. Empezó a tener fugas y dejar espacios que un Sevilla en ese estado de euforia no perdonó.
Coke, la gran apuesta de Emery para el once, devolvió la confianza con el tanto que volteaba el marcador. Golpeó con el alma un balón suelto en la frontal y terminó de matar a los ingleses.
Ni los cambios de Klopp reactivaban a un equipo hundido, a merced de un Banega que sí tuvo protagonismo en la segunda mitad.
No bordó el fútbol el Sevilla, pero sí tuvo la flor y la contundencia de un campeón. Cuando el Liverpool amenazaba con levantarse de la lona, le asestó el derechazo definitivo.
Coke se encontró un balón franco dentro del área gracias a una desafortunada carambola de despejes de la defensa 'red'. Y el capitán, no falló.
Porque en estas ocasiones el Sevilla ha aprendido a no fallar. Así lleva tres años. Así se ha convertido en el equipo que más Copas de la UEFA tiene en sus vitrinas y así ha conquistado su tercera Europa League consecutiva.
Y lo ha hecho ante el Liverpool de las remontadas y de los milagros. Pero en las finales se juega a otra cosa. Y en eso, Emery y su Sevilla le dieron ayer una lección a Klopp, que se lo jugó todo a una carta y el año que viene no catará Europa.
Sevilla vuelve a festejar. Una costumbre que ya se ha convertido en leyenda.