El papel de villano puede ser el de héroe según se mire en el mundo del fútbol. Óscar Sielva y Pablo Valcarce lo protagonizaron en la victoria de la Ponferradina sobre el Castellón de la jornada 39 de Segunda División. Los aficionados (2.640) estaban de vuelta en las gradas y asistieron a cómo los suyos dejaban escapar una oportunidad vital para huir de la zona de descenso.
Sielva la frustró al pescar un mal despeje en el área de Whalley y mandarlo a la red. Señé no atinó a alejar un centro y ahí estaba el '6', acostumbrado a hacer temblar a los porteros cuando dispone de faltas desde la frontal, para hacer de Yuri y batir al cancerbero con la diestra. El tino que le sobró aquí le faltó a los 'orelluts' durante toda la contienda.
No en vano hubo muchos periodos de bombardeo a la caja de García. Este se encargó de resolver los disparos más mansos o centrados, pero fue el desacierto de los delanteros de Juan Carlos Garrido lo que más les penalizó. Juanto, Jorge Fernández -que acabó lesionado tras una fea torcedura de rodilla-, Gálvez, Bodiger... muchos lo intentaron sin éxito.
Los remates de cabeza que salían por línea de fondo o los chuts a bocajarro con la mirilla torcida se convirtieron en la rutina ofensiva del Castellón, incapaz de transformar una diana que se estaba ganando en el campo y que sus aficionados ayudaron mucho a construir aunque no llegara. El apoyo de las gradas se notó desde el pitido inicial.
Esto no quiere decir que la Ponferradina no hiciera su juego. Los de Jon Pérez Bolo fueron mucho más efectivos -el 0-2 llegó en una contra magistralmente conducida por Doncel y elegantemente resuelta por Sielva, tiro bajo para superar a Whalley-y, si bien contaron con la fortuna de que los locales no definieran sus mejores ocasiones, desplegaron todo tipo de recursos defensivos para hacer del área de García un antiaéreo ante la mayoría de los balones colgados.
La victoria rebaña las pocas opciones que les quedan a los bercianos para clasificarse al 'play off' de ascenso. El rendimiento de Sporting, Girona y Rayo Vallecano decidirá si hay posibilidades de sorpresa. Desde el punto de vista 'orellut', derrota durísima, el doble incluso por producirse ante la hinchada, que obliga al equipo a estar en tensión y atento a lo que hagan sus rivales directos.