Se acabó, casi de manera definitiva, el intento desesperado del Nápoles por desbancar a la Juventus. Pura ironía: si el pasado domingo era un gol de Koulibaly el que le metía de nuevo en la pomada, una roja que vio a los ocho minutos puso en chino las posibilidades de sumar.
Gio Simeone, el hombre del encuentro, se colaba ante Reina para encararle buscando el primero. El central senegalés, en su intento por frenarle, lo mandó al suelo. Lo que en un principio era penalti y amarilla, el VAR lo convirtió en roja y falta. Y ese castigo acabó haciendo más daño.
Ello obligó a los de Sarri a un gran esfuerzo que, sumado a la desesperación por conseguir el triunfo, les pasó factura. El escenario perfecto para el hijo del Cholo, que se dio un festín aprovechando los espacios libres a la contra.
El primero lo anotó a los 34 minutos, colándose por el perfil izquierdo y batiendo por abajo a Reina. Quedaban diez para el descanso y el 'Scudetto' se esfumaba.
Naufragio tras el descanso
Mucho peor se puso el panorama cuando en un saque de esquina en el 62' una desatención y un rebote de Reina cayó en los pies del argentino, que solo tuvo que empujar el 2-0.
Se terminó de deshacer el Nápoles, con los brazos bajados. Ni siquiera el carrusel de cambios de Sarri le dio vida.
Lo único que pasó, ya casi en el último minuto del añadido, fue el triplete de Simeone, que redondeó su gran tarde con un tanto muy similar al 1-0.
Si el 'Scudetto' estaba redivivo en el minuto 85 del Inter-Juventus, al cierre del domingo la Juve ya puede hacer cuentas de cuándo podrá cantar la gran victoria. Justo cuando se cumplían 28 años de la última Serie A ganada por los de San Paolo.