A estas alturas de la temporada, con tantos kilómetros en las piernas y presión sobre los hombros, marcar un gol se convierte en una ardua tarea que se hace aún más compleja si hay un ascenso en juego. En el Álvarez Claro, Melilla y Atlético Baleares no pudieron hacerse las suficientes cosquillas el uno al otro y el choque terminó como empezó.
Sin goles, aunque sí existió un tremendo ritmo durante varias fases del encuentro. En la primera parte merodeó más con el gol el bando visitante. En la segunda, con un Ruano especialmente activo, el Melilla fue mejor amparado por el apoyo de su público. Aun así, insuficiente en ambos casos.
El Atlético Baleares se presentó con una presión adelantada que sorprendió al Melilla y que conllevó las dos primeras ocasiones, en botas de Rubén y Pedro Ortiz. Fueron los mejores momentos de los insulares, que poco a poco cedieron terreno por culpa de la velocidad de hombres como Ruano o Moha o por la calidad de Menudo entre líneas.
Precisamente, Ruano tuvo la última y más clara del primer acto, pero su vaselina se marchó demasiado alta. Tras la reanudación, el Melilla dio un obligado paso adelante y el Atlético Baleares, con el paso de los minutos, comenzó a conformarse con un 0-0 que le obliga a marcar y no recibir en la vuelta.
Llegaron los cambios pera nada terminó de agitarse lo suficiente. Menudo tuvo una buena opción con un remate que se topó con el lateral de la red e Igor Martínez, nada más entrar, perdió la oportunidad del 1-0 con una vaselina tras la alocada salida del portero visitante que se perdió por encima del arco.