Ya van cinco. En el diccionario del Málaga sólo se encuentra la palabra ganar. El Córdoba no pudo evitar que los costasoleños consolidaran su posición de líderes.
Hicham y Ontiveros destaparon las carencias defensivas del Córdoba. Los dos extremos fueron una pesadilla para la zaga blanquiverde y una gozada para La Rosaleda. Con el balón en sus pies siempre sucedía algo diferente.
Lo más interesante del Córdoba en ataque se pudo ver en los primeros minutos. Varias combinaciones de Andrés y Jovanovic dieron paso a una tormenta en la Costa del Sol. Fue la chispa que espoleó al equipo de Muñiz.
Muñiz está pariendo un Málaga que te puede sacudir en cualquier jugada. El gol de Adrián lo evidenció. Un saque de banda espectacular de Luis Hernández le llegó a Blanco Leschuk, que peinó hacia atrás de cabeza y encontró a un Adrián que apareció desde segunda línea.
Fiesta en La Rosaleda
Hicham, que se ha ganado la confianza de Muñiz en este incio de temporada, marcó el segundo tras cazar un rebote suelto en el área. Carlos Abad paró un cabezazo de Blanco Leschuk y se la puso en bandeja al marroquí, que un minuto después se hizo daño en un salto y tuvo que ser sustituido.
El descanso no cambió nada. Sandoval movió el banquillo, pero el Málaga seguía intratable y no concedía espacios atrás. La solidez defensiva de los costasoleños es su punto fuerte. Y arriba tiene dinamita.
A falta de 18 minutos para el final, Ricca cerró la goleada. El lateral se hizo con un balón sin dueño tras el saque de una falta y, con una gran volea, batió a Carlos Abad. El portero fue de lo más destacado del Córdoba pese al resultado.
Pudo llegar el cuarto en varias acciones. Blanco Leschuk, que buscó su gol durante toda la segunda parte, estuvo a punto de lograr el gol del partido. Pero a la fiesta de La Rosaleda ya no le importaba el marcador.