Solo un cataclismo, un desastre natural, una plaga, el fin del mundo o varias guerras interestelares pueden impedir que el Liverpool gane la Premier League 19-20. En deporte todo es posible, pero, aun con un encuentro menos, el Liverpool le saca 16 puntos al siguiente. Demasiada distancia.
Demasiada distancia que recortar, máxime cuando el Liverpool aún no ha probado el sabor de la hiel en un campeonato que se le resiste desde el año 1990. Entonces ni se llamaba Premier League. 30 años después, Anfield se frota las manos.
Y si se mira al pasado, nada que ver el imponente United que se paseaba por Europa con el que ahora deambula por los campos ingleses. Un equipo sin entidad, ni identidad, ni sello, sin calidad ni recursos, solamente recuerda al Manchester United por el escudo que luce.
No hubo rival para el Liverpool, que si pudo no ganar el partido fue por su propio desacierto. Los 'reds' tuvieron ocasiones de todas las formas posibles. De Gea paró alguna, pero casi todas fueron desviadas.
Y eso que Virgil van Dijk metió la primera oportunidad de peligro. Alexander-Arnold botó un córner y el gigante neerlandés se elevó sobre Harry Maguire y el resto para mandarla a la red. Este gol hizo que se desvaneciera el prometedor arranque del United, intenso en la presión, pero inoperante en ataque.
El Liverpool puso el motor en marcha y acumuló tiro tras tiro. Martial, en el minuto 39, lanzó por primera vez en el conjunto mancuniano. Y fuera. Hizo dos goles más el Liverpool, pero el VAR vio falta previa de Van Dijk a De Gea en el tanto de Firmino y Wijnaldum estaba en clara posición de fuera de juego. Pereira, en un balón cruzado, no llegó por poco en la ocasión de mayor peligro del United. Mané también se topó con De Gea.
El Liverpool acumuló más tiros en los primeros diez minutos de la segunda mitad que en toda la primera. Oxlade, Mané, Henderson al palo, Salah fuera de forma incomprensible... Tanto fallo animó al Manchester United, que empezó a crecer con el paso de los minutos e incluso hizo cundir la precupación en Anfield.
Cuanto más pasaban los minutos, menos lo intentaban los de Klopp y más arriba se venían los 'red devils'. Martial, de volea, pudo hacer el 1-1 pero le dio demasiada potencia aun estando solo para fusilar.
El United se llevó un sopapo de realidad en la última jugada del partido, la sentencia a la contra de Salah. Esta Premier League tiene color rojo.