Partido marcado en rojo en Santander. El Sardinero, que otrora vio a equipos de postín pasearse por el verde, se puso su mejor vestido para presenciar un choque decisivo para volver a la categoría de plata.
Sabía Iván Ania que era necesario marcar un gol y no encajar. En el fútbol actual, gusta más jugar la vuelta fuera de casa, más aún si en la ida se consigue mantener la puerta a cero.
Pero el Atlético Baleares, que el próximo año estrenará estadio y lo quiere hacer en Segunda División, no iba a vender su piel tan barata. Aguantó y aguantó pese a quedarse hasta con dos hombres menos al final del partido.
Y es que los baleares comenzaron mejor el choque. A sabiendas del potencial que tiene el cuadro santanderino en casa, quisieron llevar el mando del partido desde los primeros compases del choque.
Pero con el paso de los minutos fueron los de Ania los que acabaron por encerrar a los insulares. Sin muchas ocasiones pero con dominio posicional, el Racing de Santander encimaba la portería de un Carl Klaus que terminó por eregirse como el mejor de su equipo.
Tuvo Óscar Gil el primer billete para la Segunda División en un cabezazo que la providencia quiso que se marchase a la madera. Aguantó la respiración el Atlético Baleares, que necesitaba una reacción para no sufrir.
Pero el Racing de Santander estaba decidido. El cuadro santanderino se lanzó al ataque con una manta tan larga que también cubría la defensa. La tensión se palpó en los últimos minutos con las expulsiones de Peris primero y de Hugo Díaz después.
Todo queda, pues, por decidir en una eliminatoria vibrante que verá su final en Son Malferit. El campo balear será el que decida qué equipo dispute la categoría de plata la próxima temporada.