Puede que como recurso para intimidar al contrario funcione a las mil maravillas, pero la verdad es que las máscaras de protección facial que portan los jugadores de futbol (y de otras disciplinas deportivas) cuando se recuperan de una lesión en la cara, como la que sufrió en su día Fernando Torres, por su fractura nasal, sirven más bien de poco.
"Lo que se intenta con estas máscaras es que el jugador aparezca sobre el terreno de juego con algo de protección para que la fractura no se desplace, aunque lo más indicado para estos casos es el reposo", afirma el doctor Bernardo Hontanilla Calatayud, director del Departamento de Cirugía Plástica de la Clínica Universidad de Navarra. "Pueden servir como prevención, igual que un casco, pero si hay una fractura y se produce un impacto fuerte, no son seguras".
"Suelen ser de plásticos duros como el propileno o el poliuretano y muchas veces, sobre todo en el caso de los deportistas, se hacen a medida", confirma el doctor Hontanilla. "El precio ronda los 200 o 300 € en estos casos".
Uno de los últimos casos que recordamos en nuestra liga es la del croata ex jugador del Atlético de Madrid Mario Mandzukic. La que llevó el croata para proteger su nariz estaba fabricada por un material llamado UTEM9085, homologado para su uso en la industria aeronáutica, que es la más exigente en cuanto a materiales. Para la creación de esta máscara personaliza, se parte del escaneo en 3D de la cara del futbolista.
El hecho de no usar un molde físico (escayola) y hacerlo mediante un escaneo en 3D garantiza una adaptación perfecta a la cara del futbolista. Una vez diseñada, la mascarilla se fabrica mediante impresión en 3D de alta gama. Se trata de un proceso de FDM (Fused Deposition Modeling) de fabricación que dura 16 horas. El peso de la mascarilla es de unos 60 gramos y está personalizada también en cuanto al acabado, añadiendo los escudos, números o cualquier adorno elegido por el jugador.
Quizás el caso más reconocible sea el del Portero checo Peter Cech. En su caso no se trata de una máscara facial, sino de un casco para la cabeza. El checo sufrió una fractura craneal en un choque con el delantero del Reading Stephen Hunt, el 14 de Octubre de 2006. Tras varios meses de recuperación, Cech, volvió a los terrenos de juego con una protección en forma de 'caparazón' de plástico. En realidad, esta protección es más mental que física.
Desde entonces, y van ya casi 12 años, este casco se ha convertido en un elemento más de su indumentaria futbolística. Ya no imaginamos al portero checo sin su casco negro. De hecho, el guardameta hoy del Arsenal saca partido, vendiendo protecciones similares por 30 euros con su firma impresa en su web oficial.