Con unos onces plagados de chavales del filial y rostros poco habituales en el primer equipo, Barcelona y Girona afrontaron la Supercopa de Catalunya dispuestos a llevarse el trofeo en su cuarta edición.
Pero aunque no se pudo negar que todos pusieron ganas, lo cierto es que el juego no fue fluido. Se notaba la falta de química, de minutos juntos, tanto en el Barça como en el Girona.
Fue un primer tiempo de alternativas, casi de ida y vuelta, pero sin ningún tipo de acierto. El Girona, una vez el ritmo de partido se relajó, asumió el control del encuentro, y con una presión adelantada puso en apuros a un Barça excesivamente dubitativo.
Acabó el primer periodo con un buen acercamiento del Barcelona, en una de las pocas acciones en que llegó a poner en apuros a Gorka Iraizoz, después de lograr contrarrestar la presión del Girona con una larguísima posesión.
Tras el descanso, mientras Eusebio movió por completo su banquillo, Valverde optó por esperar y dosificar unos cambios que finalmente no llegaron. Aunque podía hacer nueve cambios, todos los suplentes, sólo realizó tres, por exigencias del guión.
La frescura de los recién entrados favoreció a un Girona que se adueñó del balón, aunque las mejores ocasiones fueron para los azulgrana, pero ni Malcom ni Aleñá tuvieron el acierto necesario para deshacer la igualada.
Mediado el segundo tiempo sucedió la jugada que lo cambió todo. Valery había recogido en el área de Cillessen un balón suelto, y Collado le derribó. Un penalti sin discusión que Stuani marcó para alargar un poco más su idilio con el punto fatídico.
Por detrás en el marcador, al Barcelona no le quedó otra que ir a la desesperada. Valverde metió a Abel Ruiz en vez de Collado, y dejó sin jugar a Peña (portero suplente), Jaime, Monchu, Mújica y Saverio.
Bien porque no confiase en ellos, bien porque se olvidó de que podía hacer más cambios (cosa que dudamos viendo cómo los hizo el Girona, todos de golpe), el Barcelona terminó el partido volcado al ataque con un once visiblemente cansado y desconectado entre sí.
El Girona logró la victoria, sufriendo un verdadero asedio en los últimos diez minutos, y alzó su primer trofeo oficial, pues esta competición está organizada por la FCF. El Barcelona sigue siendo el club que más Supercopas de Catalunya tiene en sus vitrinas, con dos. El Espanyol tiene la otra puesta en disputa, hace dos temporadas.