La jornada 21, la que marca el ecuador de la Segunda División, arrancó con un partidazo en Montilivi, un Girona-Burgos que se decidió gracias a la superior pegada de los rojiblancos, encarnada en un Stuani que ha recuperado el olfato goleador.
Tras unos primeros minutos de tanteo, el Girona empezó a hacerse con el dominio del balón, eliminando la presencia del Burgos sobre el verde. Solo en contadas ocasiones se acercaron durante el primer tiempo a la meta de Juan Carlos.
Le costaba mucho al Burgos generar un mínimo de peligro, mientras que las llegadas del Girona daban la sensación contraria, que el gol podía llegar en cualquiera de ellas.
El 1-0 se anotó en el 19', tras un córner que el Girona no logró aprovechar a la primera, pero sí a la segunda. Samu Sáiz puso un balón perfecto al área y Juanpe saltó más que nadie para cabecearlo bombeado a la escuadra, inalcanzable para Caro.
El gol dejó noqueado al Burgos, y solo tres después tuvo que intervenir Caro para evitar el segundo, a Álex Baena, de nuevo asistido por Samu, quien en el 28' tuvo su propia ocasión de marcar, pero se topó con el travesaño.
El Burgos parecía pedir a gritos el descanso, pero este estaba a lo que parecía un mundo de distancia temporal. Se le hizo eterno lo que restaba de primer tiempo, y acabó encajando el segundo.
Stuani, que había perdonado una de las que no acostumbra (en una acción invalidada por fuera de juego, por cierto), se desquitó en el 40' al finalizar una buena contra del Girona que comenzó con una pérdida del Burgos en la medular.
Porque ese fue el verdadero talón de Aquiles de los de Julián Calero. No es que el Girona fuera abrumadoramente superior, que por momentos también lo fue, es que además encontró el cuadro catalán unas facilidades a la contra que ya las querrían para sí muchos equipos.
El descanso llegó con ese claro 2-0 en el marcador, pero la segunda parte fue bien distinta. Porque el Burgos volvió de vestuarios con otra cara, pero sobre todo con otro ánimo.
Volvían a morder los castellanos, y fueron creciendo y creciendo con el paso de los minutos, en parte gracias a la entrada de Guillermo, que le aportó más presencia arriba a cambio de perder el control del centro del campo.
La primera consecuencia de ese cambio fue la desaparición de la medular. Desde el 50' el partido era un correcalles, y eso jugaba completamente en contra del Girona, que debía parar esa ruleta rusa cuanto antes.
Y entonces, cuando parecía que lo había hecho, que había domesticado al salvaje Burgos, un mal pase de Juanpe para Juan Carlos a punto estuvo de convertirse en el 2-1. El problema no fue el susto, fue que este caló en las filas rojiblancas y el Burgos, que había vuelto a desaparecer, apretó de nuevo.
Esas dudas acabaron por convertirse en facilidades defensivas, y estas, en un gol a trompicones anotado por Guillermo que hizo que el partido cambiase por completo.
El Girona se puso serio de nuevo, porque el Burgos había hecho justo lo que no tenía que hacer, meterse en el encuentro. Tocaba ponerse el mono de trabajo, y Míchel supo hacer los ajustes necesarios para llevar a buen puerto el encuentro.
Con el encuentro de nuevo bajo control, gracias en parte al bajón de revoluciones que siempre conllevan los cambios, Stuani sentenció la contienda en el 76', y Montilivi respiró de nuevo.
El marcador bien pudo ser más amplio, pero Caro se encargó de que Stuani no pudiera llevarse el balón a casa. El guardameta, cedido por el Valladolid, hoy no dio una de cal y otra de arena y evitó que la sensación que el Burgos se llevó de vuelta a casa fuera otra bien distinta.
El Girona sumó los tres últimos puntos del año y se va al parón navideño con 31, en puestos de 'play off', al menos hasta que se jueguen el resto de partidos de esta jornada. El Burgos se queda con los 28 con los que la empezó.